Palabras de nuestros colaboraboradores
Para Hospitalito Gustavo Guerrero AC, Casa de la Providencia, cada empleado ha sido un pilar en nuestra historia, les agradecemos toda su entrega, trabajo y amor hacía esta institución

Dra. Verónica Villegas Vargas
- Directoria General
Celebramos con alegría y gratitud los 95 años del Hospitalito Gustavo Guerrero. Durante estos 25 años que he tenido el privilegio de formar parte de esta hermosa institución, he sido testigo del amor, la dedicación y el compromiso que todos los que hemos pasado por aquí hemos puesto para cuidar y servir a nuestra comunidad. Quiero agradecer profundamente a Dios, quien nos ha guiado y protegido en cada paso, permitiéndonos crecer y fortalecer esta institución que tanto significa para tantos. Enfermos que no tiene seguridad social, También quiero expresar mi gratitud a toda la comunidad religiosa, médica, a cada colega, enfermero, administrativo y a todos los que con su esfuerzo y entrega han hecho posible que este hospitalito siga siendo un lugar de esperanza y sanación. Este aniversario no solo es una celebración de los años transcurridos, sino también un reconocimiento a la providencia que nos ha acompañado en cada desafío y logro. Que vamos construyendo juntos, Sigamos adelante con fe, amor y compromiso, fortaleciendo esta noble labor que nos une y que, sin duda, seguirá siendo un faro de esperanza para nuestra comunidad. ¡Feliz aniversario, Hospitalito Gustavo Guerrero! Que sigamos creciendo en servicio y en amor por quienes confían en nosotros.

Lorena Mendoza Valle
- Atención al usuario
El crecimiento personal es un proceso continuo y dinámico que implica la transformación y mejora de nuestra vida, pensamientos, emociones y comportamientos. Es un viaje de autodescubrimiento y automejora que nos permite alcanzar nuestro máximo potencial y vivir una vida más plena y satisfactoria. Yo soy Lorena Mendoza Valle tengo 40 años, soy originaria de la alcaldía de Xochimilco y he crecido en un núcleo familiar muy unido, entendiendo que la existencia de uno depende de que vive, de que participa de la vida y como se relaciona con las personas que forman parte de esa vida también. Desde hace ya 8 años que llegue a Hospitalito Gustavo Guerrero A.C, al área de Atención al usuario, recuerdo todo lo que he pasado, todo lo que he vivido hasta la fecha, tantas y tantas experiencias, personas y momentos. Puedo decir que tengo el privilegio de trabajar con un equipo de profesionales comprometidos y apasionados, que comparten mi dedicación a la atención y cuidado de nuestros pacientes. A lo largo de mi trayectoria en el Hospitalito, he aprendido valiosas lecciones sobre la importancia de la empatía, la comunicación efectiva y la colaboración. He visto cómo la atención médica de calidad puede transformar vidas, y he sido testigo de la resiliencia y fortaleza de nuestros pacientes y sus familias. Mi experiencia en el Hospitalito me ha enseñado que el trabajo en equipo es fundamental para lograr resultados positivos, y que la atención médica no solo se enfoca en la curación física, sino también en el bienestar emocional y espiritual de nuestros pacientes. Me siento afortunada de haber encontrado un lugar donde puedo hacer una diferencia en la vida de los demás, y estoy comprometida a seguir trabajando con dedicación y pasión para contribuir al bienestar de nuestra comunidad. He tenido la suerte de contar con una gran persona que no solo es una excelente líder, sino que también ha demostrado una gran capacidad para generar un ambiente de trabajo positivo y motivador. Su cariño, afecto y confianza han sido fundamentales para mi crecimiento personal. La confianza que Madre Verónica Villegas ha depositado en mí me ha permitido sentirme segura y apoyada en mi trabajo. Me ha dado la confianza de tomar decisiones y asumir responsabilidades, lo que ha sido esencial para mi desarrollo personal y profesional. La importancia del cariño, afecto y confianza en el lugar de trabajo no puede ser subestimada, cuando nos sentimos valorados y apoyados, estamos más motivados para trabajar y contribuir al éxito de la Institución. En mi caso, me ha permitido crecer profesionalmente, desarrollar mis habilidades sintiéndome satisfecha de mi trabajo y cada día con más ganas de seguirme preparando y aprendiendo día a día. A lo largo de estos años, esta Institución sigue siendo fiel a la visión y misión de nuestro fundador, su legado es un testimonio de su dedicación y perseverancia que siempre ha sido clara y es la congregación MEJIF quien vela para que esta perdure. Termino agradecimiento a Dios por el don de la vida, por la oportunidad de trabajar en esta institución, a nuestros directivos por su guía, a mis compañeros con lo que he podido hacer equipo y también extiendo mi agradecimiento a nuestros pacientes y familiares, que han confiado en nosotros para recibir atención y servicios de alta calidad. Es un privilegio ser parte de Hospitalito.

Miguel Angel Saucedo Muñoz
- Laboratorio
El pasar de los años en el hospitalito ha sido una experiencia diferente, agradable y satisfactoria, siendo la primera vez que trabajo con religiosas nunca me imaginé como era trabajar con ellas, trabajar en este ámbito que muchos pensarían contradictorio pues la religión y la ciencia nunca han convivido, al menos eso era lo que pensaba, con escepticismo llegue la primera vez hace ya algunos años, pensando que solo era temporal ya que trabajar con religiosas no era lo mío, aun recuerdo la primera vez que conocí a la Hna. Lupita en el laboratorio y como me contaba su pasar de los años, como fue que llego ella al hospital y como fue su formación pronto no era una religiosa más, si no un miembro de mi familia al cual estime mucho, y a la que recurría con frecuencia cuando tenía dudas sobre decisiones tomadas o por tomar, ella con su gran sabiduría me orientaba siempre, hospitalito tiene algo muy característico los profesionales que llegan y se van, la gente que llega porque aquí nacieron y sus padres que conocen al hospital de toda la vida, siendo este parte de la Morelos como todos lo conocemos, para mi trabajar en el hospitalito me ha llenado de mucha experiencia en el ámbito laboral y personal, siendo la mejor decisión tomada hasta ahora, caminar con el proyecto de las hermanas ha sido toda una experiencia de vida que nunca imagine, siempre que puedo lo recomiendo.

Enf. María Angélica Pérez de la Rosa
- Enfermería
A través de ente medio me permito expresar mi experiencia durante mi carrera en el Hospitalito Gustavo Guerrero A.C. Creo iniciaré agradeciendo a Dios por permitirme seguir siendo parte del personal que lo conforma, hace aproximadamente 33 años ingresé a la escuela de enfermeria que pertenece al hospital y antes de concluir el curso me dieron la oportunidad de ser parte de la plantilla de enfermería y por ende tuve la oportunidad de conocer y convivir con gente bastante humana, como lo fue el padre JESUS RAMIREZ LAZCANO y algunas de las hermanas como Sor. Conchita, Sor. María de la Cruz, Sor Cecilia, Sor. Carolina y así puedo mencionar algunas más que siempre me enseñaron a ser muy responsable y comprometida, siempre ayudando al paciente en todos los aspectos. Me han dado la oportunidad también de seguir superándome y formar parte de la jefatura de enfermería. Esto ha tenido un gran significado en mi carrera, durante estos años he podido ver como el hospital ha crecido, doy gracias a DIOS y a las autoridades de esta institución por permitirme ser parte de ella. Creo que necesito mucho tiempo para poder escribir mi experiencia durante los años que tengo laborando en este hospital, muchas gracias por dejarme ser parte de esta gran familia.

Patricia Gutiérrez Caballero
- Archivo Clínico
Es un honor poder compartir mi testimonio en esta ocasión tan especial para el Hospitalito Gustavo Guerrero A.C., que celebra 95 años de compromiso, dedicación y profesionalismo. He tenido el privilegio de formar parte de esta gran institución durante los últimos 13 años, y puedo decir con total certeza que ha sido una experiencia invaluable en una etapa clave de mi vida laboral. Durante mi tiempo en el área de archivo, pude ser testigo de cómo cada proceso, cada detalle y cada esfuerzo dentro del hospital se unían para brindar una atención de calidad a los pacientes. No solo se trataba de archivos y documentos; cada papel tenía detrás historias de personas y de trabajo en equipo, donde la misión común era siempre el bienestar de quienes necesitaban atención. Agradezco profundamente a la institución por permitirme formar parte de esta familia, por la oportunidad de aprender y crecer junto a profesionales tan dedicados. Estos 95 años de historia son una clara muestra del esfuerzo continuo, el compromiso social y la humanidad que definen a este hospital. ¡Felices 95 años y que sigan muchos más llenos de éxito y bienestar para todos los que forman parte de este hermoso proyecto! Con gratitud y admiración.

Hilario Hernández Álvarez
- Contador General
Llegar al Hospitalito Gustavo Guerrero fue un gran reto y, al mismo tiempo, una oportunidad invaluable, pues me permitió conocer a personas extraordinarias. El desafío de integrarme a una institución con una profunda vocación de servicio, dedicada a atender a quienes más necesitan en apoyo médico y económico, fue significativo. Asumí la responsabilidad de respaldar a quienes brindan este servicio y enfrentar los retos que ello conlleva, buscando siempre soluciones para mejorar la atención. Sin embargo, también fue una experiencia enriquecedora, ya que me permitió conocer a nuestro padre, un hombre de gran sensibilidad y amor por su prójimo. Conversar con él era siempre un momento grato y reconfortante, pues su guía nos orientaba y enfocaba en lo realmente importante: ofrecer un mejor servicio a los pacientes. Asimismo, llegar aquí fue una verdadera bendición, ya que tuve el privilegio de conocer a personas con una inmensa vocación de servicio, como la madre Conchita, madre Guadalupe, madre María de la Cruz Bogar, madre Amada, madre Cecilia, madre Clotilde y muchas otras hermanas que me ayudaron a comprender y valorar la misión que nuestro padre nos enseñó. También tuve la oportunidad de conocer y trabajar con el licenciado Miguel Zavala, con quien formamos un gran equipo para enfrentar y resolver las problemáticas del hospital. Su compromiso y disposición fueron invaluables, y siempre mostró ser una persona honorable y dedicada al bienestar de la institución. Hubo momentos críticos, como cuando el hospital estuvo en riesgo de clausura. En una ocasión, tuve que acudir personalmente con la titular de la Secretaría de Salud de aquel tiempo para explicarle la importancia del hospitalito y evitar su cierre. Fue una experiencia difícil, pero gracias a Dios, al apoyo de esta persona y a las oraciones de nuestro padre y las hermanas, logramos superar ese obstáculo. En definitiva, formar parte del equipo de trabajo del hospital ha sido una oportunidad invaluable para mi desarrollo profesional y humano, permitiéndome contribuir a la obra que nuestro padre inició. Ser parte de esta institución representa un gran reto para quien se incorpora a ella. Como he mencionado en varias ocasiones, el hospitalito es un mundo aparte. Existen muchas instituciones similares, pero este lugar tiene una esencia única. Aquí, desde el primer día, hay que ponerse la camiseta y tener una verdadera vocación de servicio para comprender y asumir todo lo que implica trabajar en el hospital. Sabemos que cada día surgen nuevos desafíos y que la misión se vuelve más difícil, pero con el apoyo de la Divina Providencia, el esfuerzo del equipo de trabajo y las bendiciones de quienes nos guían desde arriba, el hospital seguirá cumpliendo su propósito.

Gabriela Mendoza Mendoza
- Admisión
Quiero expresar lo que estos diez años al servicio de los pacientes del Hospitalito Gustavo Guerrero A.C. han significado para mí. Llegué en un momento difícil de mi vida, buscando una consulta de ortopedia por un dolor de espalda que me aquejaba. En aquel entonces, tomé mi consulta y, de manera inesperada, una de las hermanas solicitó mi ayuda. Pensé que sería algo momentáneo, pero para mi sorpresa, nos dirigimos al área de Recursos Humanos. Allí, me pidió que cubriera la incapacidad de una compañera de cocina que había sufrido un accidente. Desde ese instante, mi vida dio un giro de 180 grados y comenzó mi aprendizaje en el servicio y la ayuda al prójimo. Con el tiempo, me fueron enseñando y capacitando en diferentes áreas. Ha sido un camino difícil, pero también profundamente gratificante. Mi transformación ha sido enorme, tanto a nivel personal como en el ámbito laboral y de servicio. Junto a mis compañeros de trabajo—doctores, enfermeras y administrativos—damos siempre nuestro mejor esfuerzo para brindar la mejor atención a los pacientes. Todo esto no sería posible sin el invaluable apoyo de nuestras guías, quienes son la base de nuestro hospitalito: la Congregación de Misioneras Eucarísticas de Jesús Infante y Nuestra Señora de Fátima. Juntos, formamos un gran equipo y una verdadera familia. Doy gracias a Dios por haberme puesto en este camino y por permitirme seguir dando lo mejor de mí en este, mi hospitalito. Agradezco todas las oportunidades que se me han brindado y deseo seguir aprendiendo y sirviendo por muchos años más. Muchas gracias por todo.

Gerardo Macario
- Biomédica
Mi experiencia en el Hospitalito Gustavo Guerrero ha sido una etapa de crecimiento profesional donde el trabajo en equipo es el eje central de cada proceso. Desde el primer día, observé la coordinación y compromiso que caracterizan a cada uno de los profesionales que laboran aquí. La colaboración entre médicos, enfermeras, técnicos, administrativos, personal de apoyo y el equipo de Ingeniería Biomédica es crucial para garantizar un flujo eficiente en la atención a los pacientes, permitiendo optimizar los recursos y tiempos de respuesta en cada área. El área de Ingeniería Biomédica desempeña un papel fundamental en el mantenimiento, gestión y optimización del equipo médico. Nuestro trabajo no solo implica la supervisión y reparación de dispositivos esenciales para el diagnóstico y tratamiento, sino también la implementación de estrategias que permitan mejorar la tecnología hospitalaria. La colaboración con el personal clínico es clave para asegurar que cada equipo funcione con precisión y eficacia, evitando fallas que puedan comprometer la atención del paciente. El compañerismo dentro del hospital es evidente en cada jornada. La comunicación efectiva y la confianza mutua son esenciales para resolver situaciones que requieren rapidez y precisión. La sinergia entre los distintos departamentos permite que el enfoque multidisciplinario se traduzca en un mejor diagnóstico y tratamiento para los pacientes. En el día a día, se refuerza la importancia de compartir conocimientos, experiencias y habilidades, lo que permite una evolución constante en el ejercicio profesional. Uno de los aspectos que más valoro en mi estancia es el apoyo que se brinda entre compañeros. En el área de Ingeniería Biomédica, la resolución de problemas técnicos en los equipos médicos requiere colaboración y agilidad. Gracias a la integración con médicos y enfermeras, podemos identificar rápidamente cualquier anomalía y trabajar juntos en la solución más efectiva. Este respaldo mutuo no solo favorece el desempeño individual, sino que fortalece el sistema hospitalario en su conjunto. Además, la capacitación continua es una prioridad, lo que nos permite mantenernos actualizados en protocolos, técnicas innovadoras y manejo de equipo especializado. Desde una perspectiva técnica, el hospital cuenta con un entorno donde la precisión y la rigurosidad son esenciales. La aplicación de conocimientos en situaciones reales, la toma de decisiones bajo presión y la gestión eficiente de los recursos médicos han sido aprendizajes clave que han fortalecido mis habilidades. En este sentido, la observación y el trabajo en conjunto con otros profesionales han sido fundamentales para mejorar mis competencias en la gestión y mantenimiento de tecnología biomédica. A lo largo de mi tiempo en el Hospitalito Gustavo Guerrero, he comprendido que la mejora continua es un principio fundamental en el ámbito de la salud. Cada día es una oportunidad para perfeccionar técnicas, intercambiar conocimientos y encontrar soluciones innovadoras a los desafíos que surgen en el ámbito hospitalario. La dedicación y compromiso de cada miembro del equipo reflejan la misión del hospital de brindar atención de calidad y humanizada a cada paciente. Mi paso por el hospital sigue representando una fuente constante de aprendizaje y desarrollo profesional. La experiencia adquirida en este entorno me permite enfrentar nuevos retos con mayor preparación y confianza. Ser parte de este equipo significa no solo aplicar conocimientos técnicos en la gestión de equipos biomédicos, sino también cultivar valores esenciales como la solidaridad, el respeto y la responsabilidad, elementos clave para la excelencia en el ámbito de la salud.

Myrna Elvira Cisneros López
- Admisión
Yo he tenido la oportunidad de trabajar para el Hospitalito Gustavo Guerrero desde hace quince años con ocho meses, los cuales estoy muy agradecida con Dios, con la congregación, ya que durante este tiempo me han brindado la oportunidad de aprender en las diferentes áreas administrativas, que con el apoyo de las hermanas, de mis compañeras, las cuales han compartido sus conocimientos para que yo desempeñe mi trabajo y así mismo mi crecimiento sea laboral como personal, cada área tiene su responsabilidad y sí porque no decirlo en lo que uno aprende su grado de dificultad, ya que por ser áreas de servicio de salud son áreas de mucha responsabilidad. Las áreas que más disfruto y me gustan laborar son consulta externa y caja general, las cuales por yo considerarme una persona tímida, me permite tener contacto con la gente pero no tan directo pero eso sí siempre con la actitud de hacer bien mi trabajo sobre todo dar lo mejor de sí. Cuando yo vine por primera vez a este hospital como familiar de paciente me llamó la atención en la manera que las madres atendían la caja de consulta externa porque había mucha gente pero ellas atendían a cada uno de los pacientes con amabilidad y a cada uno de ellos deseándole una bendición, en ese momento pasó por mi cabeza ser parte de su equipo de trabajo, yo venía de una situación difícil en donde por negligencia médica del seguro social y no darle el servicio a mi madre que ella necesitaba pasaron muchas cosas hasta que ella falleció, así que yo siempre que vengo a trabajar vengo con la mejor disposición de hacer mi trabajo lo mejor posible y si algo depende de mí buscar la manera de ayudar porque son vidas, son personas, es tiempo lo que nosotros brindamos así que yo siempre estaré agradecida con Dios por esta enorme oportunidad que me brinda día a día. Gracias madres por su apoyo y confianza que brindan para mi persona y mi familia. Durante estos quince años he visto momentos difíciles, pérdidas de padres, madres, hijos, donde se necesita un equipo con gran humanismo, también durante estos quince años he visto cómo ha crecido el hospital con tecnología, más especialistas que atienden casos más complejos, y los pacientes que se van con éxito a casa que es igual a un trabajo diario en equipo, solo resta agradecer, por tener un trabajo donde cuidamos del prójimo.

Irma Morales Moya
- Superiora Local HGG
Llegué el 24 de diciembre de 1979, solo estuve en el Hospitalito unos pocos días, pero desde ese primer momento pude notar la solemnidad con la que se celebraba la Navidad y la confianza absoluta en la Divina Providencia. Materialmente se tenía poco, pero ese poco se disfrutaba y se compartía con mucha generosidad. Me di cuenta de que aquí realmente se trabajaba y se convivía como una gran familia, compartiendo tanto el trabajo como las celebraciones. En aquel momento ya se planeaba con gran entusiasmo el 50º aniversario del Hospitalito Gustavo Guerrero. Las madres, junto con otras personas que laboraban allí, preparaban los eventos para cada día de los festejos, que durarían una semana. Yo era novicia y conocía poco, pero veía cómo se buscaba apoyo para que todo saliera perfecto. Observaba a las madres mayores, quienes en aquel entonces eran aún jóvenes, llenas de experiencia tanto espiritual como laboral. Todas trabajaban con entusiasmo y gozo para preparar la gran celebración del 15 de agosto de 1980. La madre Lourdes se esmeraba en arreglar los ramos que se entregarían a los participantes de los números artísticos. La madre Josefina, con igual dedicación, preparaba los platillos que se ofrecerían en la mesa. En todas las casas se buscaba colaborar con lo que cada una podía. Los médicos, por su parte, organizaban su simposio con gran profesionalismo, en el que participaban tanto los actuales como aquellos que habían formado parte de la Institución y que compartían sus experiencias vividas en el Hospitalito. Tuve la oportunidad de estar presente algunos días del evento y realmente todo me pareció muy bien organizado, sencillo pero elegante y preparado con mucho esmero. Los participantes se mostraban contentos y agradecidos. Nuestro Padre y las hermanas estaban llenas de fe y confianza en la Divina Providencia. En marzo de 1982 regresé al Hospitalito, esta vez ya como profesa, y me asignaron el servicio de Consulta Externa. Desde el primer día me impactó ver la cantidad de personas formadas para solicitar fichas y recibir atención médica. La fila para la consulta se duplicaba con la de quienes esperaban para el laboratorio. Por la tarde-noche se hacía el recuento de pacientes atendidos por cada médico y, generalmente, eran 400 o más. Tanto los médicos como las hermanas y el personal trabajaban incansablemente para que nadie se quedara sin ser atendido. Primero se brindaba la atención, sin importar si podían pagar o no, y muchos médicos incluso renunciaban a sus honorarios para ayudar a los más necesitados. Aunque mi estancia fue breve, también me tocó hacer guardias nocturnas. El personal era muy amable y me explicaban cómo atender a los pacientes. No había residentes y un solo médico se encargaba de las guardias. Las hermanas atendían partos y asistían en cirugías. En ese tiempo, lo que ahora es el servicio de diagnóstico era conocido como "la herencia del Padre Guerrerito" y funcionaba como asilo para personas mayores y enfermos. El Padre Jesús Ramírez Lazcano, director general, los visitaba diariamente y los llamaba "sus tesoritos". En mayo de 1982 fui trasladada a otra comunidad. En julio de 1992 regresé al Hospitalito y me asignaron al quirófano. Me impresionó la eficiencia y coordinación del equipo, tanto en las salas de cirugía como en los demás servicios. Los directivos nos consideraban parte de su familia y pasaban más tiempo en el hospital que en sus propios hogares. A pesar de los recursos limitados, se lograba brindar una excelente atención. Diariamente se realizaban entre 15 y 20 cirugías, a veces más. Todo el personal trabajaba en armonía, lo que hacía más agradable la convivencia. Las familias de la colonia Morelos consideraban este hospital como propio. En ese entonces, no había personal de seguridad ni estructuras que limitaran el acceso a los espacios del Hospitalito. En 1993 recibí un nuevo nombramiento y fui enviada a otra comunidad. En 1996 regresé nuevamente y fui asignada al servicio de Medicina Interna, donde atendí a residentes enfermos y ancianos. Los indigentes que llegaban también eran llamados "tesoritos" y las madres les preparaban tortas y leche. Nuestro Padre, con gran caridad, los servía él mismo. Los médicos y las hermanas curaban sus heridas y enfermedades con dedicación. En 2001, aunque mi asignación era en la Escuela de Enfermería, mi comunidad seguía siendo el Hospitalito. Hacía guardias una vez por semana y fue entonces cuando comenzaron a surgir problemas de delincuencia, lo que obligó a implementar medidas de seguridad para proteger a los usuarios. A pesar de estos desafíos, el Hospitalito Gustavo Guerrero ha mantenido su esfuerzo constante por mejorar en todos los aspectos y cumplir con las normas establecidas. Cada una de las hermanas que ha asumido el cargo de superiora ha hecho su mejor esfuerzo para mejorar la atención y los servicios, siempre con trabajo en equipo. Aunque muchas cosas han cambiado, el espíritu de servicio y entrega sigue presente. Admiro profundamente el esfuerzo y la dedicación de todas las personas que han apoyado al Hospitalito en su misión. Muchos han entregado gran parte de su vida a esta Institución; algunos ya han partido, pero su recuerdo perdura y su ejemplo sigue edificando. Otros, aunque disminuidos en fuerzas por la edad, la enfermedad y el trabajo, continúan apoyando la obra que desde el inicio fue creada para hacer presente a Cristo Redentor entre los más desprotegidos. Dios, que es infinitamente bueno y justo, recompense su generosidad y entrega al servicio del prójimo. Los fundadores, desde el cielo, nos bendicen. Agradezco la oportunidad de compartir estas experiencias vividas en esta bendita Institución tan amada por Dios.

Leticia González Camacho
- Enfermería
Yo he tenido la oportunidad de trabajar para el Hospitalito Gustavo Guerrero desde hace quince años con ocho meses, los cuales estoy muy agradecida con Dios, con la congregación, ya que durante este tiempo me han brindado la oportunidad de aprender en las diferentes áreas administrativas, que con el apoyo de las hermanas, de mis compañeras, las cuales han compartido sus conocimientos para que yo desempeñe mi trabajo y así mismo mi crecimiento sea laboral como personal, cada área tiene su responsabilidad y sí porque no decirlo en lo que uno aprende su grado de dificultad, ya que por ser áreas de servicio de salud son áreas de mucha responsabilidad. Las áreas que más disfruto y me gustan laborar son consulta externa y caja general, las cuales por yo considerarme una persona tímida, me permite tener contacto con la gente pero no tan directo pero eso sí siempre con la actitud de hacer bien mi trabajo sobre todo dar lo mejor de sí. Cuando yo vine por primera vez a este hospital como familiar de paciente me llamó la atención en la manera que las madres atendían la caja de consulta externa porque había mucha gente pero ellas atendían a cada uno de los pacientes con amabilidad y a cada uno de ellos deseándole una bendición, en ese momento pasó por mi cabeza ser parte de su equipo de trabajo, yo venía de una situación difícil en donde por negligencia médica del seguro social y no darle el servicio a mi madre que ella necesitaba pasaron muchas cosas hasta que ella falleció, así que yo siempre que vengo a trabajar vengo con la mejor disposición de hacer mi trabajo lo mejor posible y si algo depende de mí buscar la manera de ayudar porque son vidas, son personas, es tiempo lo que nosotros brindamos así que yo siempre estaré agradecida con Dios por esta enorme oportunidad que me brinda día a día. Gracias madres por su apoyo y confianza que brindan para mi persona y mi familia. Durante estos quince años he visto momentos difíciles, pérdidas de padres, madres, hijos, donde se necesita un equipo con gran humanismo, también durante estos quince años he visto cómo ha crecido el hospital con tecnología, más especialistas que atienden casos más complejos, y los pacientes que se van con éxito a casa que es igual a un trabajo diario en equipo, solo resta agradecer, por tener un trabajo donde cuidamos del prójimo.

María Esther Granados Funes
- Gerente de Operaciones y Calidad.
Escribir estas palabras sobre mi trayectoria en el Hospitalito de la Morelos me llena de profunda gratitud y satisfacción en muchos sentidos. Desde mi ingreso en 2011, por invitación de la Dra. Verónica Villegas Vargas, Directora General del Hospital –recomendación del Arquitecto Jaime Latapí Hijo–, asumí el reto de diseñar una estructura organizacional que diera cumplimiento al entonces naciente segundo nivel de atención del Hospital. Con el paso de los años y en paralelo al Proyecto de Reestructura Física 2011-2018, logramos la división del trabajo en cinco centros de servicio, que ahora se conocen como Observación, Hospitalización (la cual incluye atención a pacientes clínicos y quirúrgicos), Ginecología y Obstetricia, Consulta Externa y Servicios Auxiliares de Diagnóstico. Hacia 2016-2017, también conseguimos la división del trabajo de los centros de servicio de soporte, que en ese momento eran incipientes. Creamos un área de Atención al Usuario como líder de los servicios de admisión, caja e informes, y apoyamos a la Dirección Administrativa con la filtración y ordenación de actividades del área de Recursos Humanos, Compras y Almacenes. En esa época logramos implementar un diseño organizacional que responde a un Modelo de Atención Médica de Segundo Nivel, con la valiosa ayuda del entonces Director Médico, Dr. Gerardo Hernández Puga. Con él, además, trabajamos las notas más importantes del expediente clínico de forma electrónica, puntos que indudablemente me respaldaron en la implementación de un sistema procesal que, en su momento y en la actualidad, es un requisito normativo para operar. El trabajo a lo largo de mi carrera con directivos médicos y jefes de servicio de diversos hospitales públicos y privados, me brindó las herramientas para gestionar el grupo de médicos del Hospitalito, a quienes supe adaptarme y tomar cariño, forjando en la mayoría de los casos una amistad inquebrantable. Este aspecto fue fundamental para lograr integrarlos al modelo de atención médica requerido. En la actualidad, aún queda mucho camino por recorrer. Los cambios sociales, legales y epidemiológicos hacen que los requisitos de operación hospitalaria sean cada día más exigentes. A la fecha, me produce gran satisfacción mencionar que de 2021 a la fecha, se desarrolló el proyecto de la Torre de Consulta Externa, con la implementación simultánea de un sistema electrónico que contribuyó a mejorar el cumplimiento de las notas médicas en la consulta externa, y que continuamos perfeccionando día a día. También se logró la implementación de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica Hospitalaria, la cual sigue activa en la actualidad. Asimismo, implementamos la Unidad de Farmacovigilancia, lo que convierte al Hospitalito en uno de los pocos hospitales de la ciudad que reportan casos de farmacovigilancia. Estos son solo algunos logros que me llenan de orgullo y en los cuales el Hospitalito me ha enseñado a superar la resistencia al cambio y las evaluaciones subjetivas de mi trabajo. Mediante cada una de mis actividades y las de mi equipo, demostramos que se puede cumplir la Misión, Visión y valores del Hospital, tal como lo requieren las leyes actuales. Siempre me enorgullece mencionar a mi Hospitalito en mi currículum y ponerlo como un ejemplo fundamental en los hospitales que forman parte de las organizaciones sociales del tercer sector. Con Gratitud

Fabiola Romero García
- Asistente de Dirección General
Hace doce años inicié un camino en esta institución que ha marcado profundamente mi vida. Recuerdo con claridad mis primeros días, llenos de entusiasmo, curiosidad y también algo de incertidumbre por lo que estaba por venir. Desde entonces, este lugar no solo ha sido un espacio de trabajo o aprendizaje, sino un verdadero segundo hogar. Durante este tiempo, he tenido la oportunidad de crecer tanto a nivel personal como profesional. Cada experiencia vivida, cada reto enfrentado y cada logro alcanzado ha contribuido a moldear la persona que soy hoy. He aprendido a trabajar en equipo, a liderar con empatía y a afrontar los desafíos con determinación. Este crecimiento no habría sido posible sin el apoyo de mis compañeros y, especialmente, de las autoridades que siempre han creído en mí. Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a quienes han guiado mis pasos durante este recorrido. Su confianza, sabiduría y orientación han sido fundamentales para mi desarrollo. Cada consejo, cada palabra de ánimo y cada oportunidad brindada han sido valiosos regalos que llevo en el corazón. Hoy miro hacia atrás con gratitud y hacia adelante con esperanza. Estoy convencido de que todo lo aprendido aquí seguirá siendo una base sólida para los retos futuros. Llevaré siempre conmigo los recuerdos, las enseñanzas y las amistades construidas en estos doce años, con la certeza de que han dejado una huella imborrable en mi vida. Gracias, de todo corazón, a esta institución y a quienes forman parte de ella. Sigamos creciendo juntos, construyendo un futuro lleno de éxitos y nuevas historias por contar.